SABER PERDER

Las personas más íntegras y mejores que conozco no lo son sólo por los éxitos profesionales que hayan obtenido o los logros cosechados a lo largo de sus vidas. Lo son precisamente porque aprendieron que saber perder también te otorga sabias lecciones y que hay que hacerlo siempre con dignidad y suma elegancia. Así es como se superan las dificultades y se aprende a luchar contra la adversidad.

ESCÁNDALO

Siempre son solamente siete letras y siete es un número muy menudo para amarte, pues una semana sola es como la nostalgia de un acurrucado girasol en plena noche, como una chimenea henchida de sueños pero sin tejado que la arrope. Sólo deseo que la muerte me encuentre agotada porque, cansada de amarte y añorarte me parecería irreal e insuficiente. Tú convertiste mis ruinas en cantera y me enseñaste a construir, a no dejar correr la vida sin salir rauda tras ella. Condena me pondría si no lograse ser el escándalo en tus días, la brújula en tu infierno, el sur de tus sueños y el peaje para la decencia con tu cuerpo.

UTOPÍAS EN LLAMAS

La noche serena e innombrable, un sueño que vuela ignorante, ese refugio de tu piel al alcance de mi mano. Un desnudo mortal y cautivo como abrevadero de mi libertad. Palabras sin mirada, ideas gaseosas que se escapan sin poderlas atrapar. Esgrimir verdades tierra adentro como barcos de nudos rotos sin poder zarpar. Utopías envueltas en llamas, sangre sin compostura y delirante. Palabras que mecen mi locura, silencios por los suelos. Llantos que nadie sabe si sueñan o gritan. Lujuria que se piensa, ajena al tiempo, aquí junto al vaho del cristal… Se calma la noche cuando te veo soñar, cuando el cielo te abriga en un baile infinito de oscuridad. Te veo en los balcones que se arrojan a la noche, respirando desorden, alimentando tus venas de locura y realidad. Aspirando furia oceánica en la lluvia de mis ojos, sediento de amor en la desnuda lejanía del mar. Ser el cobijo de tu locura, la hora más desnuda para hacer poesía… Despojarte del mar y abrazarte con silencios y palabras. Cruzar la noche hasta la orilla de tu playa, para inventar el horizonte e intentar nadar bajo tu espuma blanca. Agitada mi voz por la distancia, serán mis labios salados tu aliento al caminar.